Tengo 17 años y llevo 17 días sin salir de casa.
Personalmente me siento bien. Se que tenemos que estar en
aislamiento todos y cada uno de nosotros, por nuestra salud y por la de los
demás.
Me siento bien pero echo de menos la libertad.
Quiero volver a la rutina. Ver a mis amigos. Ir a clase.
Tener que coger el bus. Poder hacer comidas familiares. Salir de fiesta. Hacer
planes espontáneos con mis seres queridos. El aire libre. El ruido de la gente
en el mercado. Las muestras de afecto.
Y tengo miedo. De no saber que pasará con mi título. De no
poder volver a ver a mis seres queridos. De que todo esto no pase. De perder a
personas conocidas. De no volver a besar ni abrazar. De que todo vaya a más. Y
de que cuando salgamos, parezcamos animales y perdamos la cordura.
Pero me estoy dando cuenta de muchas cosas que no sabían que
tenían tanta importancia.
Me estoy conociendo. Pienso sobre mi vida. Descubro quien
está en las malas tanto como en las buenas. Me pongo cocinitas con mi familia.
Juego con ellas a juegos de mesa. Nos reímos, incluso recuperamos el tiempo
perdido, aún que alguna que otra discusión cae.
Hago videollamada con mis amigas y nos apoyamos las unas a
las otras. Celebro el cumpleaños de un familiar a través de una pantalla.
Repartimos las tareas de la casa y nos ponemos música a todo volumen mientras
limpiamos. Estoy con mi mascota. Veo películas y series. Hago los deberes con
calma. Investigo, investigo mucho sobre eso que siempre he querido y nunca he
tenido tiempo. Reordeno la habitación, quizá un par de veces. Conozco a gente
nueva y descubro cosas que no sabía que existían.
Son tiempos de miedo, impaciencia y desesperación, pero
tenemos que tener la cabeza en el sitio y mirar por nuestro bien.
Todos esto pasará y se quedará escrito en nuestra historia.
